Mons. Javier Echevarría, obispo prelado del Opus Dei, conferirá la ordenación diaconal a 31 fieles de esta prelatura, entre ellos a los peruanos Ricardo Bazán Mogollón, abogado por la UDEP, y Andrés Echevarría Escribens.
Por Elena Belletich Ruiz. 28 octubre, 2016.La ceremonia se realizará el 29 de octubre en la basílica de San Eugenio (Roma), a las 4 de la tarde. Los futuros diáconos proceden de 16 naciones, entre ellas: España, Bélgica, Estados Unidos, Guatemala, Italia, Australia, Venezuela, Chile, Líbano, Polonia, Filipinas y otras. Los diáconos serán ordenados sacerdotes el 29 de abril del próximo año.
Ricardo Bazán es exalumno de la Facultad de Derecho y exdocente de la Universidad de Piura. Está convencido de que el sacerdote de hoy debe ser ‘sacerdote’ en la real dimensión de la palabra. “Eso es lo mejor que puede y que debe hacer, pues si bien el mundo o nuestra sociedad parecen estar convulsionados, las personas mantienen el sentido de lo sobrenatural, el sentido de Dios. Es lo que he visto: cuando la gente ve pasar a un sacerdote por la calle, inmediatamente llama su atención, le detienen y le cuentan sus problemas, o incluso se confiesan. Creo que la labor actual del sacerdote nos larecuerda constantemente el Papa Francisco: salir al encuentro de la gente”, comenta desde Roma.
Un piurano enamorado de Dios
Ricardo Bazán frecuentaba la parroquia de San José Obrero, cuando era niño; aún recuerda las campanadas de la iglesia llamando a misa: “era una buena señal”, comenta. Estudió en el colegio Salesiano donde cultivó aún más su devoción a María Auxiliadora y a don Bosco.
El ejemplo de sus profesores y los sacerdotes se quedaron grabados en él, especialmente los de los padres Javier Gainza y Casimiro Iraola: “siempre andaba por el patio a la hora del recreo, y a la hora de las confesiones, te recibía con una sonrisa y unas palabras cariñosas: confesarse con él era una alegría”. Sus padres, y algunos de sus hermanos, aún viven en Piura.
Estudió Derecho en la UDEP (2004-2009), donde promovió la creación de la revista jurídica de estudiantes Ita Ius Esto. También es un excelente barítono y como tal integró el Coro de la UDEP. Al titularse de abogado, dictó clases en Campus Lima hasta el 2012, cuando viajó a Roma: “a completar mis estudios de Teología, con la posibilidad de ser ordenado sacerdote o no. Yo estaba abierto a ello porque desde mis primeros años en la Obra, sabía que hay necesidad de laicos y de sacerdotes”.
Dice que le tocó vivir el cambio histórico de pontificado y “ver por primera vez al Papa Francisco, seguirlo muy de cerca, tener esa figura del Buen Pastor, su cercanía, todo ello me ayudó a comprender más y mejor el papel del sacerdote, que está allí para el servicio de las personas”.
Piensa que los años vividos en la UDEP fueron de los mejores de su vida: “junto a personas tan distintas y muy valiosas… Les pido que se acuerden de rezar por los sacerdotes, que no se olviden de todo lo que aprendimos y vivimos en las aulas, y de otras cosas más que los libros no pueden dar: las virtudes cristianas que, allí donde nos encontremos, incluso entre los abogados que tenemos mala fama, podemos y debemos vivir. Y, obviamente que no se olviden de Dios, sería una pena que después de 6 años en la universidad, nos olvidáramos de una parte tan importante de lo que somos”, subraya.
La ceremonia de ordenación
Ricardo Bazán detalla que la ceremonia se realiza durante la celebración de una misa. En ella se incluye una serie de actos como el canto de las Letanías de los santos, durante la cual los ordenandos se postran en el piso mientras los asistentes piden la intercesión de los santos.
“El acto principal es el rito de ordenación en sí, en el que el obispo impone sus manos a cada uno y pronuncia la oración consagratoria. Los nuevos diáconos son revestidos con la dalmática, vestimenta propia del diácono en las ceremonias litúrgicas. Luego, reciben un abrazo del obispo, como signo de unión con él. Después de la ceremonia, continúa la celebración de la misa”, expresa.
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